Educación Incompleta – ¿Para Cuándo la Asignatura de Ciberespacio?
Siguiendo un poco la línea del post anterior, vengo a enfatizar con esta entrada el asunto de la educación: vamos con retraso y nos van a hacer falta clases de refuerzo.
Recuerdo con mucho cariño el empeño de mis profesores en que todos aprendiéramos las leyes de Newton y muchas otras leyes sobre Física y Química, además de Matemáticas, que reconozco que han sido fundamentales para las distintas áreas profesionales en las que he tenido la suerte de trabajar (en mi caso, relacionadas con la seguridad), a pesar de opinar todos en ese inmaduro momento, que no las utilizaríamos en nuestra vida.
Conocer las reglas de funcionamiento de la Naturaleza es imprescindible para adquirir un nivel de cultura general previo a niveles superiores de educación, formación y especialmente para acceder a determinados puestos de trabajo. Aunque no todo el mundo aprende de la misma manera.
Saber de historia es más que recomendable, pues como dijo George Santayana, “[…]cuando no se retiene la experiencia, como entre los salvajes, la infancia es perpetua[…]”, aunque es más famoso por la frase “Aquellos que no conocen su pasado, están condenados a repetirlo”, tantas veces escuchada en varios documentales.
Si nos fijamos, en lo que respecta a la dimensión digital (que no olvidemos, también forma parte de la realidad), la sociedad española, que es el país que mejor conozco, está viviendo su infancia digital. Sin embargo, sin un aceptable nivel de interés por conocer sus mecanismos de funcionamiento (algo así como las “Leyes Digitales de Funcionamiento del Ciberespacio”), su historia y las matemáticas que rodean el ciberespacio, nuestra sociedad estará, usando términos similares a Santayana, condenada a vivir en una infancia digital sin producirse progreso alguno. ¿Y eso qué significa? Tropezar en la misma piedra, estancarse, limitarse, arriesgarse, exponerse, subordinarse…
Distinguirse en el mundo laboral antes era relativamente sencillo con el inglés, así que en las últimas décadas, hemos visto un esfuerzo notable por parte de muchos padres para que sus hijos aprendieran tan influyente y decisivo idioma desde muy temprana edad. Ahora, es raro el trabajador que no tiene que usar un ordenador. Pero el futuro es más que usar un ordenador para escribir, facturar u obtener determinados valores de un programa informático para saber qué parte del vehículo presenta una avería.
La sociedad digital está evolucionando a pasos agigantados. Están cambiando las formas de trabajar, las de ser contratado o seleccionado, las relaciones personales y profesionales, la forma de aprender. La gran mayoría de la sociedad española porta un pequeño “ordenador” en su bolsillo. Muchos de los menores de los hogares españoles usan el iPad de sus padres para jugar, cuando no tienen uno propio.
No obstante:
- De nada sirve que nuestros bancos tengan los mejores sistemas de seguridad, si luego resulta que el usuario es tremendamente vulnerable por “ignorancia” digital.
- De nada sirve que nuestros hijos practiquen el Judo o Karate u otras actividades extraescolares con fines educacionales diversos, si luego no han sabido establecer sus preferencias de privacidad adecuadamente y sufren el acoso de sus compañeros en clase, al burlarse éstos de esas fotos inapropiadas que fueron publicadas por error, trayendo como consecuencia daños psicológicos, mucho más difíciles de tratar que los físicos.
- De nada sirve aleccionar a mi hija sobre los riesgos de embarazo, o los peligros que pueden entrañar las relaciones con cierto tipo de hombres malintencionados (me estoy refiriendo a pederastas y otras alimañas sin escrúpulos que explotan la inocencia e inexperiencia de los menores – grooming), si abre e-mails indiscriminadamente, pudiendo permitir la instalación remota de software malicioso que facilita al malhechor el acceso a los datos del ordenador o teléfono, el control discreto de la webcam mientras el menor se cambia de ropa o cualquier otra situación comprometida, que luego pueda ser utilizada para extorsionar/chantajear a la menor.
- O casos más enrevesados: de nada sirve blindar las redes de un determinado individuo, supuestamente responsable de salvaguardar la seguridad de determinada información confidencial, si luego un análisis forense de su ordenador de trabajo revela por análisis relacional y temporal que parte de esa información ha sido extraída desde su casa, al conectarse su hija a Internet para consultar su cuenta de Facebook.
No cabe duda que estamos en pañales digitalmente hablando. Padres e hijos. Deben introducirse conceptos tecnológicos en los planes de formación de nuestros hijos, para que conforme van creciendo sea posible educarlos en relación a los riesgos digitales a los que podrían estar expuestos, instruirles en materia de conductas adecuadas en la red, así como medidas de protección y seguridad.
Está muy bien que los padres asistan a charlas de concienciación sobre los riesgos a los que sus hijos están expuestos, pero el siguiente paso, una adecuada y constante educación digital, es imperativo para que esas charlas surtan el efecto deseado. Cuanto antes mejor, ya que no parece que los planes educativos vayan a mejorar en estos tiempos de restricciones presupuestarias.
Nosotros ya hemos empezado a preparar servicios de formación para particulares con la finalidad de prevenir el acoso, ya sea en entornos escolares, familiares o laborales. Y esperamos, de todo corazón, provocar gran inquietud por el conocimiento del ciberespacio, sus “leyes” de funcionamiento y por incrementar la capacidad de autoprotección en entornos digitales. Tanto para menores como para sus padres.
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Eduardo Orenes
Autor de “CiberSeguridad Familiar: Cyberbullying, Hacking y otros Peligros en Internet“
Post importado de SECURISY – “We Make Security Easy” (web todavía no disponible)
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“Hoy es Mañana…”
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